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jueves, 6 de octubre de 2011

La autentica mujer

Uno de los más graves problemas que tenemos que poner sobre la mesa, cuando se habla de la Mujer en la actualidad, es que el mundo de hoy está fundamentado en el dinero, la posición social, el “tanto tengo”, el buen prestigio de papá, y todas esas superficialidades y trivialidades que jamás son profundas y que nunca llenan el corazón de ningún ser humano. Toda esa falsa cultura de la competencia a cualquier precio, del “niño bien” y la “niña guapa”, etc., nos ha llevado, lentamente, a perder de vista los valores realmente importantísimos, que son: la dulzura, la ternura y la propia feminidad. Nos quieren hacer creer que el humano vale según lo que tiene, como dicen ciertos sectores consumistas: “Dime cuanto tienes y te diré cuanto vales”. Una forma de pensar así, no es que sea estúpida, mucho peor, es que es destructiva y degradante, involucionante, retardataria, regresiva…

Muchas “mujeres” de esas que se sienten muy finas, miran con desprecio a las campesinas; pero es bien cierto que ahí se encuentra mejor reflejada la mujer autentica que en las grandes ciudades, en donde la tienen fanatizada con tantos perfumes a precio de oro, con tantas faldas de relumbrón, con tantos zapatos atrayentes y toda esa artimaña frívola.

Sociólogos y psicólogos muy inteligentes como S. Freud y su discípulo C.G. Jung, defendieron la idea de que “La mujer es, ni más ni menos, que el eje central de la vida familiar, el núcleo o sol alrededor del cual gira toda la sociedad, como si de pequeños planetas de un sistema solar se tratase, llamado familia”.

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